martes, 28 de enero de 2014

JOSÉ EMILIO PACHECO



JOSÉ EMILIO PACHECO
INMEMORIAL

El misterioso día / se acaba con las cosas que no devuelve /
Nunca nadie podrá reconstruir / lo que pasó ni siquiera en este /
más cotidiano de los mansos días / Minuto enigma irrepetible /
Quedará tal vez / una sombra una mancha en la pared /
vagos vestigios de ceniza en el aire / Pues de otro
modo qué condenación / nos ataría a la memora por siempre /
Vueltas y vueltas en derredor de instantes vacíos /
Despójate del día de hoy para seguir ignorando y viviendo.[*]

José Emilio Pacheco (1939-2014)
Uno de los grandes hombres de letras de nuestra época cultivó la poesía y fue un notable ensayista mexicano. Nació en Ciudad de México en 1939 y fallece el domingo 26 de enero de 2014.

Llega al cenit de su trayectoria siendo muy joven aún, en el ámbito cultural mexicano gracias a sus habilidades y dominio de las formas clásicas y modernas ubicando su poesía en la corriente universal.
Destacó también como traductor, participando como director y editor de colecciones bibliográficas, variadas y diversas publicaciones, suplementos culturales, fue docente universitario e investigador en diversas instituciones de gobierno.

Tiene una gran colección de méritos, se cuentan: Premio Nacional de Poesía, Premio Nacional de Periodismo Literario, Premio Xavier Villaurrutia, Premio Magda Donato, Premio José Asunción Silva en 1996, el Premio Octavio Paz en el año 2003, el Premio Federico García Lorca 2005, el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda en 2004, la XVIII edición del Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 2009 y el Premio Cervantes en 2009.
En su obra poética son relevantes: –Los elementos de la noche– en 1963,  –El reposo del fuego– en 1966,  –No me preguntes cómo pasa el tiempo– en 1969, –Irás y no volverás– en 1973,  –Islas a la deriva­– en 1976,  –Desde entonces– en 1980,  –Trabajos en el mar– en 1983, y –El silencio de la luna– poemas de 1985 1996.[1]
José Emilio Pacheco y los jóvenes / Ensayo de Elena Poniatowska


Los jóvenes se arrodillan ante José Emilio Pacheco. “Alta traición” es objeto de culto y lo saben de memoria. El poeta José Emilio pide perdón, se echa para atrás, dice que no, que por favor, que no es para tanto, que le falta, que no es nada, que todos nos vamos a morir. Los jóvenes lo buscan para abrazarlo y afirmarle que lo adoran. Confuso, José Emilio responde que “algo se está quebrando en todas partes. Se agrieta nuestra edad”. Les advierte que no van a durar y que “sobre su rostro/crecerá otra cara”.
Los jóvenes que todavía viven sus recuerdos de infancia se encuentran a sí mismos en El viento distante, El principio del placer, Las batallas en el desierto y hasta en la colonia Condesa de Morirás lejos y le brindan al novelista y al cuentista un testimonio de gratitud interminable.
Es raro sentir gratitud por un escritor vivo pero José Emilio reúne todas las devociones. Cuando el niño Carlos de Las batallas en el desierto confiesa: “Nunca pensé que la madre de Jim fuera tan joven, tan elegante y sobre todo tan hermosa. No supe qué decirle. No puedo describir lo que sentí cuando ella me dio la mano”, los lectores reviven el tormento de su primer amor. Lo mismo sucede con los cuentos de La sangre de Medusa escritos de 1956 a 1984. José Emilio toca fibras en las que se reconocen, en las que tú y él y yo, ustedes y nosotros nos identificamos. Al leerlo, cada quién escribe de nuevo “Tarde o temprano”. Lo suyo es nuestro. Hacemos el libro con él, somos su parte, nos convierte en autores, nos refleja, nos toma en cuenta, nos completa, nos quita lo manco, lo cojo, lo tuerto, lo bisoño. Le debemos a él ser lectores, por lo tanto le debemos a él la vida.
Según él, los amores verdaderamente desdichados, los amores terribles son los de los niños porque no tienen ninguna esperanza. “En cualquier otra época de tu vida puedes tener alguna mínima posibilidad de reunirte con la persona que amas, pero cuando eres niño tu historia de amor no tiene porvenir.”
Desde  Las batallas en el desierto José Emilio se manifiesta en contra de la nostalgia. Nos lo dice en la última página. “Demolieron la escuela, demolieron el edificio de Mariana, demolieron mi casa, demolieron la colonia Roma. Se acabó esa ciudad. Terminó aquel país. No hay memoria del México de aquellos años. Y a nadie le importa: de ese horror, quién puede tener nostalgia. Todo pasó como pasan los discos en la sinfonola. Nunca sabré si aún vive Mariana. Si viviera tendría sesenta años.” José Emilio cree en la memoria, a la nostalgia la repudia.
Alta traición

No amo mi patria.
Su fulgor abstracto
es inasible.
Pero (aunque suene mal)
daría la vida
por diez lugares suyos,
cierta gente,
puertos, bosques de pinos,
fortalezas,
una ciudad deshecha,
gris, monstruosa,
varias figuras de su historia,
montañas
-y tres o cuatro ríos.
José Emilio Pacheco
De "Islas a la deriva, 1973-1975


“EL YO SE VUELVE TÚ”
Los jóvenes lo quieren porque crea en torno suyo un ambiente fraterno. No habla desde el podio, no discurre, pregunta. Se dirige en tono familiar al que tiene enfrente, casi de inmediato entra en contacto, contigo, conmigo. Los jóvenes saben que ha tenido la generosidad de decir que “todo lo escribimos entre todos” así como su admirado Alfonso Reyes lo antecedió diciendo que “todo lo sabemos entre todos”, porque su lenguaje es desnudo y nos desnuda, porque leerlo les ofrece la posibilidad de no sentirse solos, pero también de no hacer concesiones, de no incurrir en lo fácil, de no caer en la rutina, de mantener un espíritu alerta y bien informado. Los jóvenes lo quieren porque los invita, se pone en su lugar, generaciones vienen y generaciones van y José Emilio que fue un niño preguntón y molesto (según él) sigue interrogándose, interrogándolos, interrogándonos y sintetiza las principales noticias del mundo para crear nuevas formas de comunicación. Para él la primera, la esencial, es la lectura silenciosa. “Me gusta que la poesía sea la voz interior, la voz que nadie oye, la voz de la persona que la lee. Así el yo se vuelve tú, el tú se transforma en yo y del acto de leer nace el nosotros que sólo existe en ese momento íntimo y pleno de la lectura”. (Fragmento)[2]




 REFERENCIAS


[*] Poemas del Alma José Emilio Pacheco. Inmemorial Disponible en:
[Consultado: 27/01/2014/, 23:31]

[1] José Emilio Pacheco [En Línea] Disponible en:
http://amediavoz.com/pacheco.htm#ALTA TRAICIÓN [Consultado: 27/01/2014, 23:18]

[2] La Jornada en Línea. José Emilio Pacheco y los jóvenes / Ensayo de Elena Poniatowska, Disponible en: http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2014/01/26/jose-emilio-pacheco-y-los-jovenes-3101.html [Consultado 27/01/2014, 23:39]