LA FELICIDAD
Es el estado de bienestar que manifiesta nuestra calidad de vida, y por
ende el logro de nuestras metas y proyectos, es un valor vinculado con la
naturaleza del ser, desde luego no es algo tangible, siguiendo las ideas de
Platón, decimos que es una cosa inteligible, es decir la razonamos haciendo un
balance del bienestar en todos los aspectos de nuestra vida, lo contrario sería
la frustración, el fracaso, la derrota, la enfermedad, la depresión y la
perdida de la voluntad en algunos casos extremos el suicidio.
La felicidad no es el presenciar un acto de comicidad y reír, o
participar en un juego donde estamos contentos, sólo puede ser un signo,
podemos estar cumpliendo un deber con seriedad tomando con severidad nuestra
responsabilidad y esa actitud del deber cumplido, aunque implique sufrimiento,
resistencia a los embates y roces de nuestra actividad, finalmente la
realización cabal de nuestras metas nos dará satisfacción, por lo tanto cuenta
en el haber del balance de nuestra felicidad.
La felicidad es dar cabal
cumplimiento a los objetivos de la educación, al impartirla, además de aplicar
teoría y práctica para su instrucción, también de la misma forma
transversal los valores del ser y los
valores convivenciales. Cuando pensamos en los demás y podemos convivir con
nuestros educandos al punto de compartir
sus vivencias interactuando con todos. Creamos un sentimiento de solidaridad.
Pero analicemos las ideas de Aristóteles
al respecto de La Felicidad o Eudaimonía.
Es el Bien Supremo del hombre (1)
ARISTÓTELES (384 a. C. – 322 a. C.) |
Puesto que
la felicidad (o placer) es aquello que acompaña a la realización del fin propio
de cada ser vivo, la felicidad que le corresponde al hombre es la que le
sobreviene cuando realiza la actividad que le es más propia y cuando la realiza
de un modo perfecto; es más propio del hombre el alma que el cuerpo por lo que
la felicidad humana tendrá que ver más con la actividad del alma que con la del
cuerpo; y de las actividades del alma con aquella que corresponde a la parte
más típicamente humana, el alma intelectiva o racional. Como en el alma
intelectiva encontramos el entendimiento o intelecto y la voluntad, y llamamos
virtud a la perfección de una disposición natural, la felicidad más humana es
la que corresponde a la vida teorética o de conocimiento (por ello el hombre
más feliz es el filósofo, y lo es cuando su razón se dirige al conocimiento de
la realidad más perfecta, Dios), y a la vida virtuosa. Finalmente, y desde un
punto de vista más realista, Aristóteles también acepta que para ser feliz es
necesaria una cantidad moderada de bienes exteriores y afectos humanos.
En resumen, Aristóteles hace consistir la felicidad
en la adquisición de la excelencia (virtud) del carácter y de las facultades
intelectivas.
Para
Aristóteles la felicidad es el “bien supremo”, el fin al cual están destinadas
todas nuestras acciones, el objetivo de la vida de los seres humanos. El nombre
de “bien supremo” ya nos índica que hay otros inferiores a el. En efecto
Aristóteles jerarquiza los bienes, pero todos ellos, toda acción, están
destinados al superior, son medios que nos llevan a el, por tanto, esta cadena
de medios y fines es limitada, de lo contrario, si no tuviéramos un objetivo
final, la vida carecería de sentido. Este planteamiento podría llevarnos a la
errónea impresión de que Aristóteles era relativista, nada más lejos de la
realidad, ya que aunque un medio sea un mal, tiene como finalidad un bien (el
supremo).
EN BUSCA DE LA FELICIDAD SEGÚN CONFUCIO
Pero ahora
veamos otro pensador de Asia y tenemos a
Confucio (2). Él es el gran sabio que los chinos reverencian desde tiempo
inmemorial hasta el presente. Su personalidad está por encima de cualquier
credo religioso o político y cualquier lugar de residencia. Confucio nos dice
que sin sentido común, no cabe, a la
larga, ni a mediano o corto ser feliz, aunque por una efímera alegría parezca
serlo, no es en realidad, dicha, sino desdicha. Pone el ejemplo de la amarga
experiencia de la borrachera cuando después de sus efectos tenemos la resaca. El
hombre que así vive feliz en la ilusión de serlo siempre, y cuando lo intuye,
por que así se lo dice la experiencia, dejará de ser feliz de igual manera, que
cuando los efectos del vino desaparecen.
Ni Confucio
ni el confucianismo, de hecho, intentan responder a las grandes preguntas. No
se las plantean. No nos explican quiénes somos, ni adónde vamos, ni de dónde
venimos, ni cuál es la esencia o el nombre de Dios, ni si existe Éste, ni si es
o no inmortal el alma, ni si hay o no Reino de los Cielos, ni cómo se llega a
él, caso de que lo haya.
Lo que sí nos dicen Confucio y los confucianos es
que el mundo está regido por lo que ellos llaman 'mandato del cielo' y nosotros, los occidentales, llamaríamos
'derecho natural' y 'orden moral'.
El
confucianismo sólo es, sin más ínfulas, un código ético concebido para
vertebrar la sociedad y dar, en ella, sosegada, placentera y razonable cabida
al homo sapiens.
Éste, según Confucio, tiene ante sí dos únicos caminos:
el del bien y el del mal.
Así de simple: y sólo quien escoja el primero y lo
siga, sin desmayo, hasta el último momento de la vida será feliz, pues el segundo conduce
fatalmente al desorden de la sociedad y a la destrucción de la personalidad.
Puro
sentido común, ya lo dije, y nada nuevo bajo el sol, pero "bueno es
recordar", escribió Machado, "las palabras viejas / que han de volver
a sonar".
Kant, veinticuatro siglos después de que Confucio
lo anticipase, hablará del 'imperativo categórico' («obra de tal manera que
cada uno de tus actos pueda erigirse en ley universal») y sostendrá que esa voz
de la conciencia o 'mandato del cielo' está grabada a troquel en el cerebro de
los seres humanos y a todos ellos, sin
distinción, obliga.
Veamos ahora este mismo concepto decantado a través
de lo que nos dice Confucio tenemos que tener conciencia del deber cumplido o
más simplemente tener presente en todo momento el sentido común para conseguir
la felicidad, él hace la síntesis de sus enseñanzas en 10 conceptos (3)
1. Muchos buscan la felicidad por encima del
hombre, otros por debajo. Pero la felicidad está hecha a la medida del hombre.
2. Con arroz para comer, agua para beber y mi brazo
doblado por almohada puedo ser feliz.
3. El hombre honrado se avergüenza de que sus
palabras sobrepasen sus acciones.
4. Hay tres tipos de amistad provechosa y otros
tantos de amistad dañina.
La de un hombre que habla sin rodeos, la de alguien
sincero y la de un sabio son las primeras. Las otras, la amistad de quien
engaña bajo una apariencia honesta, la de un adulador y la de un charlatán. (La
instrumentación de la mercadotecnia)
5. Un hombre feliz es un hombre que se conforma con
poco.
6. Bondad sin inquietud, conocimiento sin dudas y
coraje sin miedo son los principios que guían al hombre noble.
7. Ser capaz de practicar estas virtudes constituye
la perfección: sobriedad, generosidad de alma, sinceridad, honestidad y
amabilidad.
8. La satisfacción lleva a la felicidad, incluso en
la pobreza. Y la insatisfacción lleva a la pobreza, incluso en la riqueza.
9. Nuestra mayor gloria no es no caer jamás, sino
levantarnos cada vez que lo hacemos.
10. La felicidad no se encuentra en la cima de la
montaña, sino en la manera de subirla.
BIBLIOGRAFÍA
(1) Aristóteles. Wikipedia La enciclopedia libre
[En Línea]
http://es.wikipedia.org/wiki/Aristóteles [Consultado: 05/04/2012,17:09]
(2) Fernando Sánchez Dragó. Búsqueda de la felicidad Confucio o el
sentido común, Dragolandía, elmundo.es [En Línea]
http://www.elmundo.es/elmundo/2009/12/03/dragolandia/1259832678.html
[Consultado: 05/04/2012, 15:29]
(3) Filosofía Hoy 10 enseñanzas sobre la felicidad según Confucio [En
Línea]
http://filosofiahoy.es/index.php/mod.pags/mem.detalle/relcategoria.3387/idpag.4698/v_mem.listado/chk.ee8698317cc3f34ec56611a8cc3ffdc9.html
[Consultado: 05/04/2012, 16:34]
Los sucesos del día a día nos permiten ir tomando decisiones, en este punto es cuando, a mi parecer, elegimos o no la felicidad. Nuestros actos van sustentados por valores éticos que nos permiten vivir en el estado que decidamos, pero éste estado no es definitivo, la felicidad es una construcción constante y consiente.
ResponderEliminarJorge, gracias por compartir este esfuerzo.
Saludos.
Sin duda, la felicidad no es tangible y sin embargo, es como esa parte del alma que cada uno debemos encontrar dentro de nosotros y que, se fortalece a medida que tomamos decisiones, intercambiamos experiencias, pensamientos y conocimientos con los demás.
ResponderEliminarQuizá las decisiones que tomamos, no siempre son las correctas o incluso pueden llevarnos a lastimar a alguien a quien queremos, pero personalmente creo que si al final del día es lo correcto y cada uno se siente satisfecho y no se arrepiente de haber hecho algo, ahí radica la felicidad y, puede que a largo plazo, lleguemos a sentirnos bien y ser felices a pesar de las malas decisiones que hayamos tomado. Eso en caso de que podamos reconciliarnos con nosotros mismos.